Este mes de noviembre fue muy intenso, lleno de actividades de diferentes tipos. Tuve muy pocos días en donde detenerme a hacer nada o no preocuparme por lo que tenía que hacer en el próximo par de horas. Llega diciembre y por fin tuve tiempo de pensar.
A principios de mes tuvimos una reunión de migala Chilpancingo en donde decidimos cambiarnos el nombre a Aguijón Rojo, que es un proyecto de redes sociales que intenta ser la antítesis de las típicas páginas de Facebook de Chilpancingo que promueven una visión apática sobre los problemas de nuestra ciudad.
También este mes empezaron los talleres en el centro educativo “Paulo Freire”. Yo lleve el taller de tejido a crochet con hilo de bolsas de plástico. Fue un evento sin precedentes para mi, aunque eran los mismo educandos a los que he dado clase de matemáticas, aprendí mucho de este taller y creo que habrá una segunda parte… pronto.
El flyer fue diseñado por Luis Alarcón.
Una compañera del grupo de colectividades le pasó el flyer a su maestra en la ESCED de la UAGro y también fui con mi mamá y hermana a dar el mismo taller. Fue el día 25 les enseñamos a tejer y en este grupo hubo varios interesados. Se puso difícil porque no nos dimos abasto con tanto alumnos.
El jueves 28 fuimos a la feria de la sustentabilidad de la misma escuela y también les enseñamos a unos poquitos estudiantes.
También este noviembre hice por primera vez galletas, también cocine pizza más grande de lo que habitualmente hacia, pues ahora ya contamos con un horno y piedras volcánicas que mantienen el calor muy bien.
Esto y un montón de cosas que hice. Entre reparar un montón de computadoras, dar clases los jueves en el centro educativo, asistir a los talleres que trajeron los otros colectivos, dar clases de inglés los sábados, andar acá y por allá sin detenerme mucho. Pero como decía al principio, diciembre llegó y por fin pude reflexionar sobre todo lo que había pasado.